sábado, diciembre 31, 2005

La PEGI tiene la culpa

Como todos sabéis, existe un código para proteger a las mentes impresionables de niños y adolescentes de contenidos poco apropiados dentro de los videojuegos. Este código es la valoración de la PEGI, el cual, supuestamente, debe servir de guía a padres a para comprar o no el juego a sus hijos (la realidad es que luego se quejan de los contenidos de los juegos y de lo que ven sus hijos cuando, casi siempre, los juegos han sido ellos los que se los han comprado y sólo tenían que mirar las indicaciones).
La valoración de la Pan European Game Information (PEGI, para los amigos) incluye varias categorías representadas por varios iconos. Según el contenido de cada videojuego, se le añaden unos u otros símbolos. Éstos son los siguientes (por orden de aparición en la imagen de arriba):
Dicriminación: "el juego contiene representaciones de, o material que puede favorecer, la discriminación".
Drogas: "el juego hace referencia o muestra el uso de drogas".
Lenguaje soez: "el juego contiene palabrotas".
Sexo: "el juego contiene representaciones de desnudez o/y comportamientos sexuales o referencias sexuales".
Miedo: "el juego puede asustar o dar miedo a niños".
Vilencia: "el juego contiene representaciones de violencia".
Edad: Representa la edad mínima para la que está recomendado el juego (3, 7 12, 16 y 18 años). Los juegos con calificación para mayores de 18 son en los que aparecen: "Actividad sexual humana, actos de fuerza o retención relacionadas con la actividad sexual humana, mutilación o tortura de humanos o animales, otros actos de gran violencia hacia los humanos o animales, órganos genitales humanos, funciones urinarias o de excreción humanas o técnicas que pueden ser utilizadas para cometer delitos. También aquellos programas que contengan imágenes en movimiento de cualquier tipo que puedan de algún modo estimular o favorecer alguna de las siguientes situaciones: Actividad sexual humana, actos de fuerza o retención relacionadas con la actividad sexual humana, mutilación o tortura de humanos o animales u otros actos de gran violencia hacia los humanos o animales." Jódete, tío Paco, no se le puede ver cagar a alguien en un juego pero le puedes comprar un muñeco cagón a un crío de 3 años...
Por lo tanto, con toda esta información, los padres deberían saber si el juego es apropiado para su tierno infante (de tiernos nada, oiga, que a éstos no les asombra, asusta o sorprende nada hoy en día: ¡pero si la tele es peor que cualquier videojuego!). Sin embargo, he hecho un poco de investigación, es decir, dos minutos delante del ordenador, y he descubierto que no hacen muy bien su trabajo en la PIGE de los huevos. Veréis, vamos a coger de ejemplo el gran juego Grand Theft Auto: San Andreas, uno de los mejores de la historia pero que, eso sí, tiene sus contenidos y sus cosas para mayores de 18 (bueno, digamos que de 16, que tampoco es una película porno, gore o de Almodóvar): se mata a mucha gente, se atropella a gente, se habla de drogas constantemente, de prostitución, de sexo, de armas, de bandas, se dicen palabrostias... en fin, que jugando 10 minutos tienes el trabajo hecho para ponerle todos los cartelitos, ¿no?. Pues parece que no. Según vemos en la página, le ponen al juego los iconitos de "mayores de 18", "palabrotas" y "violencia". ¿Nada más? Bueno, eso es discutible, ¿no? (incluso a versiones anteriores del juego les quitan lo de las "palabrotas" y, que yo sepa, en el GTA 3 y en el Vice City, se habla igual que en San Andreas...).
En la revista electrónica sobre videojuegos, Meristation, se nota que han jugado y le añaden iconos de "drogas" y "sexo". Entonces, ¿quién tiene la culpa de que los niños jueguen a videojuegos violentos y demás? Cada cual que piense lo que quiera, pero yo creo que si hay alguien que no tiene la culpa ese es el videojuego en sí, que es el que se lleva las culpas siempre, el que paga el pato (se le prohíbe, le masacran en los medios de comunicación...). No seamos ímbéciles y pensemos un poco, que así, las cosas nos irán mucho mejor.

viernes, diciembre 30, 2005

Regalitos de Navidad

Tengo que reconocer que, a mí, las Navidades me deprimen un poco. No porque el afán consumista se esté apoderando de la sociedad y olvidemos su verdadero espíritu. No porque nos quejemos muchas veces de cosas insignificantes teniendo en cuenta como está el mundo. No porque la publicidad me destroce la cabeza (y más a los niños con mensajes como: "No pares hasta que te lo compren", slogan literal que va a ser la pesadilla de muchos padres) con sus slogans... [Hablando de slogans, mirad en http://thesurrealist.co.uk/slogan.cgi, donde podréis hacer un slogan con cualquier palabra: Any Time, Any Place, Dani o Moms Like You Choose Dani.] No, amigos, no es por ninguna de esas cosas tan correctas y de moda, no. Si la Navidad me deprime es porque no puedo comprar todo lo que anuncian y no hay suficientes personas a las que conozco que tengan la necesidad (o la obligación, según se mire) de regalármelas: tengo que conformarme con alguna cosilla. Vale, que en Uganda no tienen ni para comer, pero yo quiero mis chorradas más que a su comida. ¿Se puede ser tan ruín? La respuesta es sí. Sin vueltas de tuerca ni trucos: sí, sí y más sí. Obviamente estoy exagerando e ironizando un poco bastante con esto, pero ¿y si la actitud fuera la opuesta?, ¿a que no sería tan escandalosa? Lo que yo digo es que no hay que ser demagogos: a nadie le amarga un dulce y a todos nos hace ilusión recibir regalos.
Hay muchos tipos de regalos, sobretodo hoy en día que se trata de huir de lo habitual. ¿Qué os parece esta lista de regalos un tanto surrealistas (aunque, no puedo evitar decirlo, bastante molones... qué mal me suena esa palabra)?:
- La PowerBall (Web), la Xbeam (Web) o la RollerBall (En Revolutum): mi hermano ha tenido a bien obsequiarme con una de estas maravillas del frikismo tecnológico/deportivo. Puede que algunos las recordéis de Yonkis.com, donde hubo algunas entradas dedicadas a ellas. El caso es que son unas bolas con un giroscopio dentro, que se pueden arrancar con un cordel (o a mano pero es bastante difícil) y que responden a la fuerza que tu haces cuando las tienes en la mano con una fuerza contraria igual. El resultado es que se generan fuerzas equivalentes a la gravedad y, según las revoluciones que se alcancen, puede llegar a "pesar" hasta 18 Kg (de 200 g que pesa inicialmente). Advierten que tiene el peligro de ser adictivo. No les falta razón.
- Reacción relámpago (En Revolutum): tengo ganas de comprármelo desde que lo vi anunciado en una revista. Se trata de un juego en el que hay cuatro mandos. Cuando empieza el juego se enciende una luz y suena una música. En el momento en que se apaga la luz hay que darle al botón rojo del mando. El último que le de, recibe una descarga de premio. No puedo evitarlo, este tipo de cosas de premio (ver a un amigo electrocutarse) y castigo (recibir una descarga... a no ser que seas masoca) me pueden.
- Corbatero automático (Web): no he podido evitar ponerlo. Siempre que me acuerdo del episodio de Los Simpsons (Dos malos vecinos, de la 7ª temporada) en que Seymur Skinner compra uno en el rastrillo, corbatero y motor por separado, me río un poco para mis adentros. Cuando lo vi en internet me dije, "otro regalo más para la lista". Inútil a más no poder, eso sí.
- Reproductor holográfico: ¿funcionará de verdad? Joder, no lo sé, supongo que si lo venden como (palabras textuales) "artefacto capaz de reproducir una imagen holográfica tridimensional con volumen de la figura que introduzcamos en su interior", algo tendrá que hacer (si no se les denuncia y ya está). Un poco redundante pero promete, ¿no?. En fin, es el sueño de todo friki loco como yo, así que, no puedo dejar de pensar en él. Probablemente sea una mierda.
En fin, estos por nombrar algunos que, a mí, me llaman la atención, pero no puedo dejar de recomendaros la visita íntegra (aunque sólo sea para que veáis que cosas se venden) de estas dos páginas: http://www.juguetronica.com/ y http://www.revolutum.com/. Muchas cosas muy raras, muchas graciosas y algunas piezas de colección. Un saludo a todos, veremos qué nos regalan.

jueves, diciembre 29, 2005

¿Eres muy macho tú, eh?

Creo que no es necesario decirlo, pero siempre hay gente que necesita una lección de historia. Largo Lagrande es el mítico acólito del pirata Lechuck, el primer enemigo (lo cual quiere decir objetivo, lo cual quiere decir muchos puzzles, en las aventuras gráficas) que hay que derrotar en la gran aventura gráfica Monkey Island 2: Lechuck Revenge (podéis recordar su eterna música aquí). Yo me pasé este juego en inglés, como muchos otros, pues lo he jugado siempre en mis queridos y olvidados Mac (¿es que acaso alguno de vosotros se pasó el Carmen Monde en francés sin saber ni papa del idioma?, ¿o el Indiana Jones y la Última cruzada y el King Quest VI en inglés siendo un simple infante?) y hubo siempre un personaje que me llamaba la atención: un pirata enano que controlaba la isla Scabb, que se llamaba Largo y que, para más inri, se apellidaba Lagrande. Nuestro primer encuentro con tan entrañable personaje se producía en un puente (el que se ve en la imagen, cuando, aún, no nos hemos topado con él) en el que nos quitaba todo lo que teníamos acumulado del anterior juego (es una forma de decirlo) y nos obligaba a ingeniárnoslas para salir de la isla y conseguir el tesoro que llamaban Big Whoop.
¿Y que habrá en este blog? ¿Pero no escribes tú en otros dos ya (y uno de ellos tuyo igualmente)? ¿No cabe lo que vas a poner aquí en la "mítica" (por vieja) y "mitológica" Freak´s City? Puede que sí, puede que no. En este blog lo que quiero es quejarme, reflexionar, lamentarme y divagar, dejando de un lado las reseñas, críticas, cosas de los amigos, etc., que ya tienen cabida en Freak´s City y Volatilis. Sólo espero que alguien lea estas idas de olla que se me vayan ocurriendo y comparta sus ideas. Seguramente no será cada día, habrá una entrada cada vez que sienta que tengo algo que escribir, quizás una historia, quizás algo que me ha pasado, quizás una poesía, quizás un pensamiento, un sueño o una chorrada como un templo de gorda. Todo está por hacer y decir aquí. Un saludo. Nos leemos.