jueves, noviembre 16, 2006

Adiós Largo. Hola... tú.

Nos seguimos leyendo en:

martes, octubre 31, 2006

¿Qué os sugiere?

Si tuvierais que hacer un trabajo o un comentario sobre este cuadro (de Gustav Klimt, llamado La Muerte y la Vida), ¿qué diríais? No, no me lo han mandado ni tengo que hacer nada al respecto, es que me han preguntado y me ha parecido un cuadro interesante a pesar de lo simple que pueda parecer. Tratad de hacer un ejercicio de interpretación (por supuesto: al dar encima la imagen se agranda). Un saludo.

viernes, julio 14, 2006

Relatos cortos

Por la mañana todo olía a gusanitos aplastados empapados en alcohol. Desde luego, no hacía falta sacar la bolsa de serrín para esparcilo por el suelo, aunque quizás sí para rellenarme la cabeza con algo. Por más que lo pensaba, no caía en cómo había podido ser tan idiota y, como cuanto más pensaba más me dolía todo, me decidí a no pensar demasiado.
Cada paso que daba por la casa crecía un poco más y sentía menos las plantas de los pies, lo cual estaba bien, porque no sé qué cosas habría esparcidas por el parqué. Los cigarros se amontonaban en los ceniceros como cadáveres fusilados y los vasos a medio llenar dormían en cada rincón, incluso en el más inesperado. Esto de hacer fiestas en casa se va a acabar...
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-¿Fue aquí, verdad?
- Sí.
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La recordaba de otras noches. No sabía como se llamaba pero supongo que no importaba demasiado, porque nuestra relación se restringía no a lo intelectual, precisamente.
Era delgada y no muy alta pero a mí me conseguía llevar muy, muy alto y no con mucho esfuerzo. Era como una droga: sin apenas propornérselo te destrozaba cuando no estaba.
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Probablemente era pedir demadiado pero supongo que no podía hacer nada más que pedir. Entonces, me agarré las piernas dobladas con los brazos y me puse a llorar, así de simple.
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Ni tan siquiera tuvo tiempo de mentirme diciendo que pronto estaría aquí de nuevo, junto a mí. Simplemente se marchó y me dejó solo, sólo que que no lo estaba y nunca volvió.

sábado, julio 08, 2006

El post tocapelotas y reflexión

[Para empezar perdón a quienes hayan entrado en el blog buscando algo y no lo hayan encontrado]
En el mundo en que vivimos, dónde el mp3 es más importante que la paz mundial, sobre todo porque es gratis, es complicado no preguntarse algunas cosas, como ¿qué es lo que nos importa de verdad? Mp3 gratis (de artistas de lo más variado: Shakira, Lordi, Juanes, U2, Britney Spears, Extremoduro...) es una cosa que nos importa, como la pornografía (o porno para abreviar o "free nude pictures" para los profesionales, vamos, fotos de desnudos gratis o gratuitas...), sobre todo el porno gratis, vídeos de estrellas de cine desnudas o momentos personales robados (que si Brad Pitt con Angelina Jolie y sus hijos, que si Jeniffer Aniston con el primero o que si Tom Cruise con Nicole Kidman, digo con la otra... etc.), programas gratis (sobre todo los que no lo son) con su crack, su número de serie (o serial number que queda mejor)... hombre, y no sólo estas cosas. También nos interesa mucho el deporte (y apostar en todo tipo de eventos deportivos): que si el mundial de Alemania de fútbol, que si la Formula 1 (con nuestro Fernando Alonso, Kimi Raikkonen o como se llame...), el tenis (Wimbledon o la ronda parisina), el ciclismo y sus escándalos de dopaje y hasta el Tour de Francia. También nos gusta mucho viajar barato y encontrar vuelos a los lugares más lejanos y cercanos de lo más baratos. Por supuesto, también nos interesa la televisión y sus series o, más bien, descargarnos capítulos de nuestras series preferidas (del eMule, Azureus u otro programa de Bittorrent, descarga directa, ftp...), como Los Simpsons, Futurama, Padre de Familia, Padre Made in USA, Perdidos o Lost, House, etc.
En definitiva, si lo que nos interesa de verdad es lo que buscamos en internet, está claro que nuestros intereses están algo desviados. Pero si, como yo creo, lo que pasa es que buscamos en internet lo que creemos que vamos a encontrar, el problema está en internet, no en nosotros... ¿o en nosotros porque le decimos a internet qué tiene que ofrecer? La pescadilla que se muerde la cola. ¿Qué opináis vosotros?

martes, mayo 23, 2006

Basado en hechos reales

(Son dos capítulos que empecé a escribir de una especie de mezcla entre obra de teatro en primera persona y novela dialogada... algo raro, vamos. Voy a ver si poniendo algunas cosas de las que tengo escritas a medias aquí, me entran ganas de continuarlas. En concreto empiezo con esta que es ligera y humorística, para que entre bien, aunque espero que no sea muy confusa)

Capítulo I: Estoy loco por el tenis

-Y le dije: “Vaya, pues se puede meter el puto empleo por donde le quepa”, y me marché.

-¿Eso hiciste?

-No se os parece un poco a…

-Eso hice.

-Y te marchaste.

-Me marché.

-Oye, mirad esto, no os recuerda a…

-Joder, tío, ¡qué fuerte!, yo nunca me hubiera atrevido a decir eso…

-Es que tú no tienes mi carisma, mi personalidad, mi…

En ese momento entró mi mujer por la puerta y toda mi leyenda se arrastró delicadamente por el fango de la verdad.

-No, si ya sabía yo que te encontraría aquí… ¡Golfo, sinvergüenza, pedazo de…!

-Tranquila, cariño, es que me olvidé el otro día aquí mi… mi… mi raqueta de tenis.

-¡Pero si tú no tienes raqueta de tenis!

Como mi coartada se tambaleaba tuve que continuar apelando a la épica de la improvisación, ese arte que tan pocos frutos me suele dar.

-Bueno, si no la has visto nunca, es porque se me olvidó aquí el otro día…

-¿Y la has tenido aquí los últimos, digamos, 5 años, mi amor?

-Sí, eso es… es que, es que, como normalmente vamos toda la panda a jugar al tenis juntos… juntos, pues la dejo aquí, ya sabes, para que…

-¿Para que no ocupe sitio en casa?

-¡Eso!, para que no ocupe sitio en casa… no te quiero volver loca con mis trastos, ya sabes…

-Ya sé, y ¿dónde está la raqueta, cariño?

-Debe estar por ahí, detrás del mostrador, ¿verdad? …

-…¡Ah!, sí, espera, creo que la dejé en la trastienda… por aquí debe de estar, debería estar, vamos…

Mientras Antonio removía cacharros haciendo como si buscaba mi raqueta, o más bien, haciendo como si fuera a encontrar una raqueta, Raquel seguía mirándome, irónica y cruel, esperando que mi proyecto de héroe se sacara de la manga una raqueta de tenis o, por lo menos, una excusa por la que las ganas de destrozarme la cabeza no se hicieran cada vez mayores. Bueno, eso, es lo que esperaba yo.

-¿La has encontrado?

-Estoy en ello, estoy en ello… debería estar por aquí… debería estar por aquí…

-Lo que os decía antes a Antonio y a ti, no se os parece mucho esto a…

-¡Aquí está!, aquí está, sí señor…

-¿Aquí está? … quiero decir, ¡allí está!, por supuesto, donde la dejé el otro día…

-Tu raqueta, tuya…

-Sí, mía, mi (y digo mi, que quede bien claro) raqueta…

En ese momento, el incesante zumbido al que no había hecho mucho caso hasta entonces, José, se hizo con la primera plana del periódico de mis prioridades.

-No se os parece mucho a… ¡eh!, ¿qué haces tú con mi raqueta, Antonio?

-¿Tú raqueta? … idiota, no ves que… ¡OH!, qué tonto soy, pero si es la tuya José (capullo) y no la de Carlos… es que son tan parecidas que…

-Que incluso yo pensaba que era la mía, jeje, qué despiste…

-Pero, Carlos, si la has tenido a medio metro, ¿cómo no te has dado cuenta?

-Ya sabes, es que yo sin gafas… ni tres en un burro.

-Sí que es verdad que el oculista te dijo que fueras con ellas por la calle…

-Ya, pero es que son muy incómodas y, además…

Raquel se volvió hacia José y empezó a contarle mis problemas con las lentillas, lo cual me dio la oportunidad para meterme detrás del mostrador y buscar una solución rápida.

-Claro, además no se quiere poner lentillas porque, ya te lo habrá contado alguna vez a ti, le dan una alergia terrible, se le ponen los ojos como tomates…

-Algo me ha comentado, sí…

Mientras, yo seguía comiéndome las uñas más que nada, intentado salvar mi vida. Bueno, es un decir, hasta cierto punto, que ya se sabe que, una mujer enfadada, puede ser una cosa muy peligrosa.

-Antonio, ¿hay algo más por ahí detrás que pueda valer de raqueta?

-No, no veo nada, pero podrías…

-Ya veo por dónde vas…

Y salí feliz y sonriente con una prisa terrible de ir a casa cuando me había pasado en aquel lugar más de dos horas.

-Bueno, cariño, vamos a casa, ya he encontrado mi raqueta.

-Bien, ¿dónde está?

-La he dejado por ahí, ya vendré a por ella cuando le necesite, si se ha pasado aquí tanto tiempo puede pasarse un rato más, ¿no?

-Sí, pero…

-Nada, nada, vamos a casa, que estoy matado…


Capítulo II: Problemas maritales

-Y le dije: “Vaya, pues se puede meter el puto empleo por donde le quepa”, y me marché.

-¿Eso hiciste?

-Eso hice.

-Y te marchaste.

-Me marché.

-Eres tonto Carlos, hijo.

-Es que tú no tienes mi… ¿cómo?

-Que eres tonto, ¿en qué vas a trabajar ahora?, ¿cómo vamos a pagar las facturas? …

-Ya pensaré en algo, Raquel, ten en cuenta mi carisma, mi personalidad, mi…

-Que eres tonto, no puedo creerlo, ya me dijo mi padre que…

-Ah no, no saques a tu padre en esto, no quiero ni oír hablar de él.

-Me da lo mismo, ¡esta es la gota que colma el vaso! …

En ese momento me di cuenta de que no estaba yendo muy bien la cosa, de que, probablemente, estaba conduciendo mi relación hacia un pozo del que no iban a poderlo sacar ni las caricias ni las promesas.

-Raquel, cariño…

-Ni cariño, ni nada, déjame…

-Pero mujer, no seas así, verás como todo va a ir…

-Cuesta abajo, así va a ir, es que mi padre tenía razón, eres un holgazán, un cabezota, un…

-Sí, sí, sí, si tienes razón, mi amor, es que no tengo remedio, pero verás como todo va a ir bien… ven aquí, anda…

Entonces se acercó a mí y empezó a mojar mi camisa con su tristeza, lo cual podía ser una mejora, porque, por lo menos, se había dignado a tocarme.

-No llores, pequeña, venga, que todo saldrá bien (soy un canalla)…

-Si yo te quiero…

-Si ya lo sé, tranquila…

-Pero es que estoy muy estresada, en el trabajo no hacen más que pisarme las ideas, no sé que hacer… y vienes tú, sin trabajo… y qué vamos a hacer ahora… no quiero ser una mendiga, no quiero que nos quedemos sin nada…

-Eh, eh, eh, eh, no te preocupes por nada, no seas así, que todo va salir bien, encontraré trabajo enseguida, me deben un par de favores por ahí…

La verdad es que no era exactamente así. La verdad es que lo que pasaba es que conocía gente que podía dejarme hacer algunas chapuzas para capear el temporal. Bueno, eso era lo que pensaba.

-Si tú lo dices…

-Verás como todo va a ir bien, te lo digo yo, ¿acaso te he mentido yo alguna vez?

Aunque era una pregunta retórica encontré la frontal oposición de Raquel ante mi pregunta, es decir, una respuesta, cosa que no esperaba.

-Hombre, la verdad es que sí.

-¿Yo?, ¿cuándo?, nada más lejos de la realidad…

-No muy lejos de la realidad, la verdad, esta tarde, por ejemplo.

-¿Esta tarde?

-No, si después de tanto tiempo, aún me querrás mentir tan descaradamente, no tienes perdón… ¿o es que te crees que no sé todas las veces que vas a ese cuchitril en vez a ver a tu madre?

-Yo…

-Pero no importa, te doy la oportunidad de resarcirte: encuentra trabajo y no vuelvas a mentirme nunca más y todo irá bien.

-No, si eso pensaba hacer…

-¿También lo de dejar de mentir?

Esta es de ese tipo de preguntas a las que uno no tiene que responder, mirar hacia el suelo o hacer cualquier cosa menos hablar. Pero yo no lo sabía.

-Sí…

-¿O sea que admites haberlo hecho?

-Sí, digo… no, yo he mentido nunca, pero no lo volveré a hacer, es decir… no lo haré nunca más, vamos… que voy a seguir sin mentir, como siempre, ya sabes…

-Ya sé.

-Bueno, me… voy a buscar, a buscar un trabajo.

Salí por la puerta de casa con la cara pálida y cerrando la puerta a mis espaldas no mejoró mi aspecto. Me quedé un momento parado y cogí el ascensor. Allí estaba el vecino de arriba.

-Hola.

-Hola.

-Menudo tiempo que hace, ¿eh?, no podía hacer más calor.

-Desde luego, desde luego.

-Vaya cara tiene, ¿se encuentra bien?

-Sí, sí, no pasa nada.

-¿Problemas con la parienta?

-No, yo… que va…

-A mí me pasó una vez con mi Maribel, menuda es, que se enfadó una vez porque puse a grabar el programa que la gustaba en el canal que no era, que no debía ser el Equipo A y se enfadó un montón conmigo… que si no sé nada de ella, que si después de tanto tiempo… ¿sabe que es eso del Equipo A?

-Sí, creo que sí…

El ascensor se abrió y yo me creía salvado, pero ese hombre era más pesado que un discurso del rey y me agarró del brazo mientras estábamos en la puerta del portal.

-Pues ese le grabé y quería que le grabara no sé qué de la cocina de no sé quién…

-Oiga, perdone, pero tengo prisa, si no le importa…

-Bueno, bueno, no se ponga así, ya verá como lo soluciona todo con la mujer, que no les dura nada el enfado a esas.

-Le repito que no… vale, vale, seguro que no dura nada.

viernes, mayo 19, 2006

Con la muerte en los talones

No puedo remediar ser como soy, supongo que nadie puede, pero puedo intentar esconder ciertas cosas de mí al mundo y a mi propia vida para poder vivir tranquilo y no verme relegado a un zulo en el que retorcerme como un feto hasta morir de inanición.
Supongo que es una tontería que cuente esto aquí, pero es que me atormenta desde hace tanto tiempo que necesitaba sacarlo un rato a pasear para ver qué tal me sentía: le tengo un pavor terrible a la muerte. Tanto es así que, cuando tengo un ataque de memoria en el que recuerdo que voy a morir dentro de no mucho y que todo lo que haga va a caer en saco roto, me quedo totalmente frío y acongojado unos minutos, hasta que consigo volver a meter todo eso dentro, muy profundo, y seguir con mi vida. Supongo que, en parte, y una muy importante, es problema de que no tengo nada claro qué hay después de la muerte o, creo que sería más correcto, que lo tengo muy claro: no creo que haya nada. De todas formas yo intento ser bueno, por si acaso (en la medida de lo posible).
Ahora que lo pienso, creo que no ha sido buena idea escribir esto, porque me ha ayudado a recordar todas mis angustias vitales, o mortales, así que será mejor que lo deje y me ponga a apretar fuerte en mi interior para que todo vuelva a enterrarse. Creo que será lo mejor. Bueno, es eso o ir a psiquiatra y no tengo dinero.
Un desesperanzador saludo a todos.

miércoles, mayo 03, 2006

Que me voy (o vuelvo)...

QUE ME VOY
O ME VUELVO

Todo según a quien se lo diga, es cierto pero, para mi corazón, es que me voy, no os ofendáis, es que dejo mucho allí: la dejo a ella. Dejo sus caricias, su presencia o su ausencia cercana. Dejo el poder ir corriendo a solucionar mis cagadas y a hacer cosas mejores. Dejo mi alma en vela y mi corazón en suspenso. Que sí, que no se ha muerto nadie... aún (y lo digo por mí). Pero es que no es eso, ya lo sabéis, ya lo sabe.
Adios, Salamanca. Adios, amor.
Nos vemos pronto.